El Síndrome Postpoliomielitis (SPP) es un trastorno neurológico que produce un conjunto de síntomas en personas que hace muchos años (al menos 15) padecieron la polio. Dichos síntomas son: fatiga, dolor muscular y articular, aumento de debilidad muscular, intolerancia al frío y atrofia muscular, nuevas dificultades en la realización de actividades de la vida diaria, particularmente tareas relacionadas con la movilidad. En algunos casos disfunción respiratoria, alteraciones del sueño, trastorno en la deglución (disfagia), dificultades en el habla (disartria). A todo ello, podríamos añadir el aspecto psicológico, en el que se presentan síntomas de depresión, de ansiedad, e incluso de estrés crónico.
La reacción frente a los nuevos síntomas es frecuentemente de miedo, angustia, confusión y rabia. Las personas que experimentan los nuevos síntomas de la fase tardía de la poliomielitis y específicamente del SPP, de forma inesperada se encuentran con síntomas similares a aquellos que experimentaran en la enfermedad aguda; problemas que pensaron habían superado de una vez por todas. Un sentimiento de miedo está presente generalmente cuando el individuo prevé su condición física y capacidades futuras –pérdida de independencia, finanzas, habilidades físicas y trabajo–. El curso desconocido de la enfermedad hace que para ellas sea difícil adaptarse porque no saben a qué y cómo deberán adaptarse.